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Especiales


Marzo de 2003

Influencia del Rock Argentino en Chile

Celestes, azules, blancos, rojos y amarillos

Mauricio Fredes nos envia esta nota desde Chile, donde expone su vision sobre la influencia del rock Argentino en su pais.


    Fue en la década de los 80 (a comienzos), estaban los más grandes, medio intelectuales y socialistas que se juntaban en el Café del Cerro para escuchar a Eduardo Gatti, Congreso o incluso hasta a los mismos "Prisioneros". Ese lugar se transforma en algo así como "La Cueva" de los furiosos artistas, y ellos, mis hermanos mayores, conversan de política, libros, teatro y cosas de las cuales no había que hablar muy en voz alta. Por las mesas se reparten unas hojas con la poesía de algún universitario hippie sacado de la carátula de Vida de Sui Generis, al tiempo que un loco de abrigo pasa una cinta de Spinetta y para alegría de varios de los que están suenan los acordes de "Todas las Hojas son del Viento".

    Por otro lado estábamos nosotros, los hermanos más chicos, quienes no nos colgábamos con gran algarabía de las furias contingentes y encerrados en nuestras piezas nos dedicábamos a explorar de a poco nuevos terrenos para abrir nuestras pequeñas, reprimidas pero ansiosas mentes. Fue casi a mediados de esa década y en medio de ese escenario cuando llega a mis manos lo que hasta hoy me sorprende, trajino las cintas y los discos de vinilo en la casa de un tío medio hippie rockero y entre discos de Cat Steven y Grand Funk encuentro un compilado de Rock Argentino (no recuerdo bien el nombre), me tiro en un sillón antiguo y lo escucho, suenan Los Gatos beatlescos, Spinetta y su surrealismo mágico, Sui Generis y protesto en forma hermosa tal como lo hacen ellos, Moris y casi lloro, luego Narvaja, Porchetto, Lebon, Pappos y Celeste. Nada más que decir, los había encontrado y se quedarían conmigo.

    Pasan unos pocos años, llega el 87 más menos, el desgano sociopolítico continúa y aunque yo no enfrento la represión directamente, es imposible no escuchar actos medio excesivos y turbios a través de los medios de comunicación. Pero para tranquilidad de muchos levemente se acerca una apertura que traerá consigo el reflorecimiento de varias manifestaciones artísticas, sobre todo a nivel musical en donde el avasallador avance musical argentino motiva a una oleada de músicos nacionales llenándonos de ánimos, fiestas y sentimientos arrolladores, todos juntos dan vida a lo que se denominó el Boom del Rock Latino de los 80.

    En Chile comienzan a aparecer gran cantidad de bandas, oriundas de provincias (en especial Concepción) y otras de la capital, mezclan pop medio new wave con algo de rock, junto a otras que fusionan electrónica, punk y reggae, su intención es tanto animar y dar luz, como hacer conciencia, ahí están Los Prisioneros (rock social), Aparato raro (electro pop), Electrodomésticos (electro experimental), Emociones Clandestinas (pop alternativo), Nadie y Aterrizaje Forzoso (pop), Valija Diplomática (pop) y un poco después Upa! (grupo rock producido por el mismisimo Andrés Calamaro) y Cinema (Pop rock). Al mismo tiempo Argentina nos presenta y sacude con bandas como Soda Stereo, Enanitos Verdes, Virus, GIT, Miguel Mateos, Sumo, Abuelos de la Nada, más de Charly Garcia, su clon lúcido llamado Fito Paez y para los exigentes sigue haciendo nuevas cosas ese mágico Spinetta, sonando Serú Giran, Pedro Aznar y Baglietto entre otros.

    Si bien este cruce de bandas no implica tan directamente un cruce de influencias, todos juntos conformaron una movida que destrozo los oídos de varios viejos vinagres en esa época, a mi juicio, la influencia en ámbitos musicales se presenta en tintes sonoros de algunas de estas bandas, por ejemplo grupos como Viena, Nadie, Aterrizaje forzoso o Valija Diplomática tienen mucho del primer Soda, Los Prisioneros tienen la crítica, el reggae (en algunos temas) y algo de punk de Sumo, Cinema a veces suena a Lerner o a los primeros Fito, Aparato Raro tiene esos teclados que alguna ves escuchamos en Virus o en Charly, Síndrome (solista pop rock) es algo así como un Calamaro Chilenizado. Pero a juicio personal en cuanto a armonías, voces y estilos nuestras bandas nacionales jugaban bastante con la movida Inglesa de los 80, mucho gel, mucho pelo de color, mucho de una especie de glamour que tal ves tenía la intención de hacerse ver "al fin" sin bloqueos conceptuales ni miedos presentes, junto a temas que traían colores de The Cure o Depeche Mode en el caso de los más pop, y de The Clash o The Police en el caso de los más rockeros. Entendamos también que se trata de una apertura completa y masiva, es decir, todo lo mencionado acaparaba las radios locales, los programas de video clips, los conciertos en las playas e incluso el afamado y adornado festival de Viña del Mar. De lado dejo entonces lo denominado underground, tanto de este país como de mis amigos Argentos, pero sabiendo que por debajo de la tierra siempre hay otras historias.

    Todo esto fue decreciendo a medida que el 80 se fue acercando al 90, el fin de la década cierra una especie de ciclo y fenómeno masivo que hasta se quiso repetir con esfuerzos comerciales por parte de discográficas nacionales (durante los 90), pero que por su contexto histórico e intención jamás se podrá volver a vivir. Esto fluyo solo y en forma mágica, tratar de imponer un suceso similar fue entintar de grises pensando en billetes.

    Y llegaron los 90 de golpe (esta vez un buen golpe), y volvimos a la democracia y escuché mil veces conceptos como transición y justicia. Los músicos de los 80 que albergaron mis penas y alegrías fueron transformándose en parte de la historia, de mi historia, testimonio auditivo de lo que veías a tu alrededor en esos días, aporte indiscutido. De a poco centré mis intereses en los que me golpearon más el alma. Retrocedí hasta descubrir y redescubrir todo Charly, con Sui, Porsuigieco y Seru, crecí con Fito, me emborraché con Calamaro, me emocioné con Baglietto, floté con Spinetta y alimenté mi alma con Pedro Aznar, me copé para bien con todos los que vinieron después (La Renga, Divididos, Rodríguez, La Bersuit, Todos tus muertos, Cerati, La 25, Los redondos, Illya Kuryaki y un largo etc).

    En nuestras bandas nacionales surgían las nuevas generaciones entre las cuales destacan indiscutiblemente Los Tres (vanagloriados por Fito), La Ley (con una acelerada proyección internacional) y Lucybell (pop dark) junto a experimentos sólidos como Los Mismos (ex electrodomésticos), Los Tetas (funk), Fiscales ad hoc (punk), La Floripondio o Chancho en Piedra (funk rock) entre otras. Además clásicos de los 70 y 80 que no tuvieron gran difusión por temáticas y estilos durante los 90 se pueden escuchar en las radios o encontrar sus discos sin tener que ir a encerrarse al Café del Cerro, de esta forma descubro la llamada Generación Chilena del Canto Nuevo (segunda mitad de los 70 y principios de los 80) con bandas como Congreso (excelente fusión latinoamericana), Fulano (jazz rock) Shwenke & Nilo (Nuestros propios Sui Generis), Los Blops (psicodelia criolla) y Eduardo Gatti (Trova estilo Baglietto), Santiago del Nuevo Extremo (folk también muy Sui), y por supuesto la gloriosa banda Los Jaivas y su fusión rock con sonidos andinos.

    La apertura dada por el retorno a la democracia comienza a verse en muchos aspectos esto se nota hasta en las estanterías de las disquerías y por supuesto en lo que podemos escuchar en las radios.
Al tiempo después los locos un poco menores (la tercera generación) son brutalmente atrapados por Fito Paez y su Amor Después del Amor (con éxito similar o mejor al obtenido con Giros), Charly y su "Hija de la Lágrima" esgrimen en un "Chipi Chipi" el desquicio conciente que se viene, entra a transformar la triada Spinetta-García-Paez un cuarto integrante... el Sr. Andrés Calamaro se re-sitúa con solidez. Y pasan rápido los años y nos atrevemos a andar "Sin Documentos" junto a Los Rodríguez, a fumarnos algo con Los Pericos y bailamos al ritmo del "Matador" de Los Fabulosos Cadillacs, y Calamaro nos presenta a su "flaca" y el hijo del flaco Spinetta nos vuelca la cabeza con un excéntrico mensaje diciendo cosas como "Abarajame en la bañera".

    En está década del 90 podría decir con plena certeza que recibimos una serie de influencias de nuestros hermanos argentinos, no es difícil recordar a Los Fabulosos cuando escuchamos bandas como Santo Barrio o La Floripondio, encontrar conceptos sonoros similares en Los Illya y Los Tetas o en Los Pericos y Gondwana, en Joe Vasconcellos y Pedro Aznar, en Fito Paez y Mecánica Popular, el acento armónico se acerca más que antes entre ambos grupos de músicos.
br>     Ya nos habíamos olvidado bastante de nuestras trabas sociales y una generación de recambio nos muestra muchas alternativas de estilos y sonidos, las intenciones con discursos van quedando un poco fuera y predomina la creatividad y el aguante en cada una de estas nuevas protestas. Jamás olvidamos a nuestros viejos estandartes y los admiramos y los respetamos, pero nuestros nuevos personajes en escena nos dan lecciones de libertad con su ecléctico planteo.

    Hoy, en este milenio como que nos entremezclamos todos, como que nos hermanamos más y nos sentamos todos en una misma mesa, las tres generaciones, los de acá y los del otro lado de la cordillera, todos juntos escuchando al mismo flaco que hablaba de una "Muchacha ojos de papel" con una atmósfera alucinante en sus actuales creaciones, viendo en TV como un NeoCharly (Say No more) se presenta en el escenario más importante de Chile como si fueran los 80 y con músicos chilenos, oyendo orgullosos las canciones de Violeta Parra o de Victor Jara en la voz de Pedro Aznar y sonriendo emocionados al ver que Los Jaivas y Congreso continuarán sus viajes a pesar de las penas que enfrentaron.

    Acá no hay competencia, estamos todos en el mismo barco, en el mismo que hoy están a punto de bombardear por estupideces y bien vale la pena pensar en que van a seguir surgiendo generaciones, en que vamos a seguir retroalimentándonos para bien, en que llenarnos de la energía y el arte de nuestros países hermanos es un acto de libertad, crecimiento y sólida comunión. Nada hay de malo en tener influencias si en el fondo somos una sola familia, y teniendo esto presente me enorgullezco de todos los músicos que mencioné, de los que no nombré esta vez y de los que vendrán, los siento propios y cercanos, pero por sobre todo valoro su aporte real más allá de problemáticas sociales existentes, en ellos me encuentro conmigo, entiendo a mis hermanos y crezco libre. Por todo y más, Salud y Gracias.





 








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